En principio, los cigarrillos tradicionales producen humo al quemar tabaco, un proceso que libera más de 7000 sustancias químicas, de las cuales al menos 70 son cancerígenas conocidas. El humo de segunda mano es precisamente esta mezcla de sustancias nocivas. Los cigarrillos electrónicos, en cambio, funcionan calentando el líquido para vapear para producir un aerosol, lo cual no implica combustión. Esto evita, fundamentalmente, los numerosos productos nocivos que se producen por la combustión.
Los datos de investigación de instituciones acreditadas son aún más convincentes. Un informe de 2023 publicado por la Agencia de Salud Pública del Reino Unido indicó que el aerosol producido por los cigarrillos electrónicos contiene solo entre un 5 % y un 10 % de las sustancias nocivas presentes en el humo de segunda mano de los cigarrillos tradicionales, y carece de alquitrán, monóxido de carbono y otros componentes nocivos importantes presentes en los cigarrillos tradicionales. Experimentos realizados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) también demostraron que, en entornos bien ventilados, el tiempo residual y la concentración del aerosol de los cigarrillos electrónicos son mucho menores que los del humo de los cigarrillos tradicionales.
Esta diferencia es aún más pronunciada en la vida real. El humo del cigarrillo tradicional permanece en interiores durante horas, dejando un olor persistente en la ropa y los muebles. El aerosol del cigarrillo electrónico, en cambio, suele disiparse en cuestión de segundos o minutos y no deja ningún olor persistente. Para los no fumadores, los riesgos para la salud derivados de la exposición a los aerosoles del cigarrillo electrónico son mucho menores que los del tabaquismo pasivo.
Solo mediante una comprensión objetiva de los cigarrillos electrónicos con base científica podremos disipar malentendidos innecesarios. Numerosos estudios han confirmado la superioridad de los cigarrillos electrónicos en la reducción del daño ambiental en comparación con los cigarrillos tradicionales. Esto ofrece una mejor opción para los fumadores que buscan un estilo de vida más saludable y crea condiciones favorables para un entorno público más limpio.